LA 1º PEREGRINACIÓN JUVENIL A LUJÁN, 25 de octubre de 1975
Quizá sea porque hace 34 años , entrábamos a la Casa de María nuestra Madre gritando: ¡aplaudan, que es el pueblo, c…!
Y yo estaba ayer, feliz sin entender por qué tanto, bendiciendo, en la calle, en el obelisco.
Como diría Titín: “Qué lo tiró, Mendieta”.
Ricardo Larken.
27 de setiembre de 2009
De la página de Parroquia de San Benito, Palermo, Ciudad de Buenos Aires, Argentina
Mejor que me acuerde antes de que no sepa de qué me tenía que acordar.
Y perdonen a este jubilado cargoso y memorioso.
Se acerca la 35ª peregrinación juvenil a Luján (Ahora es el 1er fin de semana de octubre). Y me acuerdo de algunas cosas: de la Primera.
Aquella vez fue el 25 de octubre.
No sé si con exactitud, pero las siento y vivo así. Y me brotaron con fuerza el sábado, ayer, en la Misión en el Obelisco.
Me acuerdo de las reuniones con los demás sacerdotes, que, con el P. Rafael Tello, charlaban desde hace tiempo de “la religiosidad popular”, que para mí era valiosa aunque no tenía claro por qué. (Siempre estaba el obstáculo de confundirla con la Difunta Correa, Pancho Sierra, etc)
Habia estado en una parroquia, la Redonda, la primera a que fui destinado, en que había mucho de eso. Había que “estar”, y con sotana, no había horario y sí un timbre para llamarte a confesar a la hora que sea, procesiones, rosarios, etc.(Y son cosas que ahora he vuelto a hacer)
Ahora estaba en “Luján Castrense” (1971-1977) con el Padre Mackinnon, un genio, un señor. Era la época de “la franco belga”: poco altar, pocos santos, vestimentas góticas, clerygman, y además entré al “Equipo de Trussso” . Un descubrimiento impresionante de la liturgia, la pastoral, la catequesis ,y con perfume a Concilio. Aprendí muchísimo y los acompañé hasta el fin.
Mons. Leaden mi Vicario me puso en Pastoral Juvenil, recién inventada, y ahí fue donde el flaco Echavarría me invitó a éstas reuniones.
Pero al hacer Tello la propuesta por primera vez delante de todos los curas en un cuartucho sucio de yerba (mate) y pelusas añosas, del “Colegio Episcopal” en Devoto, hubo un silencio que se cortaba con cuchillo.
-¿Peregrinación? ¿Después del Concilio?
-¿Ir rezando el Rosario como los viejos?
Y lo más difícil de entender.
-¿Los jóvenes?
En Tello había una confianza inédita hacia los jóvenes: estaban abandonados (era 1974) quien no los mataba los usaba.
-El que los convoque primero a algo valioso le van a concurrir.
Además la religiosidad está explícita o latente en el pueblo, en la mayoría de la gente: la Virgen, Jesús; la gente sencilla a su manera reza y ¡cómo! Hay que encausarla, es cierto, pero también aprender de ella. Son cosas puestas por el Espíritu, que sopla donde quiere.
Me surgió a la mente lo de Pío XII: “la juventud está hecha para el heroísmo”. Y caminar 70 Km. era, entre otras cosas heroico. Podía ser convocante.
Pero: ¿cómo preparar algo tan grande y difícil?:
- Llamás a Misa y no te viene nadie! Y ¿Van a venir a una caminata a Luján de 70 Km.?
- ¿Es que hay una copa, un premio para el que llegue primero?.
- -Es que no es una carrera, es un acto religioso, no una competencia: es mostrar desde la fe, que somos PUEBLO , aunque los que se llenan la boca de “pueblo” no nos den cabida, que éste pueblo es de Dios y está EN MARCHA, que la vida es UNA PEREGRINACIÓN. Por eso lo que haremos es manifestar que los jóvenes estamos presentes en ésta NUEVA CIVILIZACIÓN QUE NACE HOY (lo decía Pablo VI: la civilización del amor), contrapuesta a la de la violencia que imperaba en esos días.
Había que dar cabida a la juventud desalentada y abandonada a una nueva forma de cambiar la realidad: desde el Evangelio y desde la Iglesia. Pero no desde lo que el imaginario popular tenía por Iglesia: la Jerarquía, los Curas, las tranzas con los poderosos de turno, el “no innovar que te fichan”.
La Iglesia tal cual es: los sencillos, los humildes, los pobres, los que sirven…
Y de eso había bastante en la Iglesia. De entonces y de ahora y de siempre.
Lo propusimos a la Jerarquía y no hubo demasiado eco: a la primera Peregrinación, a la Misa en Luján, que se hizo dentro de la Basílica, solo vino Mons. Guillermo Leaden , que era mi Vicario Episcopal y que, como buen salesiano, tenía eso de los jóvenes metido en la sangre. Me acuerdo cómo predicó. Se salía del ambón cuando hablaba, tenía la cara roja de entusiasmo (además de por ser irlandés). Se anotó un porotazo. Hoy tiene 96 años.
El nos entendió y apoyó.
Y salimos a preparar todo en tres Comisiones: Marcha – Contenidos – y Medios de Comunicación y Recursos, que me la dieron a mí con el Equipo que tenía en la Vicaría de Belgrano: lo quiero recordar : Marcelo Mitchel (que llegó a ser un gran dirigente nacional de los jóvenes (“no tabulados”, como decía mons. Aramburu) y que llegó a estar en las Jornadas Mundiales de la Juventud con Juan Pablo II en Roma y aquí en la 9 de julio. Carlos y Roberto Díaz, con sus novias. Luis María Melgarejo (hoy Cura), su hermano Aníbal, Emilio Neyra (Cura , hoy peregrino llegado al cielo) Alphie Kelly ( Cura Párroco, Siervo de Dios mártir Palotino, de San Patricio en la masacre del 4 de julio del 1976, a pocos meses de la 1ª Peregrinación ) Sebastián Politi ( hoy sacerdote) ¡qué bien escribía! , Rubén Soto (hoy sacerdote). ¡QUÉ EQUIPO! También había representantes de las otras Vicarías.
Me acuerdo que al contarlo en el Equipo, el primero que pescó la iniciativa fue Marcelo Mitchel , después de una larga reunión en Santa Julia. A la vuelta no cabía en sus zapatos del entusiasmo mientras volvíamos en colectivo a Belgrano. Y él movilizó a los demás.
Por toda la ciudad se empezó a empapelar con afiches (los primeros me tocó hacerlos a mí con el equipo). Hicimos uno,( medio anaranjado clarito) que tenía la Basílica con la Virgen de Lujan en el cielo y, llegando, una columna inmensa de gente. Un lema, que no recuerdo cuál era y la fecha y hora. (Lo que daría por tener uno , si es que quedaron) .Pan y Trabajo siempre listo!
Nos metimos, con Marcelo, en cuanta radio y TV nos dejó decir algo. Recuerdo un programa de Badía , a la noche, que vinieron con el móvil a la puerta de la Parroquia ,en Newbery y Cabildo, y mientras hablábamos salían los jóvenes ,como lauchas de la cueva, de los edificios con su radio en la oreja a ver y seguir el programa.
Había unas obleas con el anuncio que en manos de los jóvenes llegaron a cuanto rincón había de Bs As y Gran Bs As, a postes, puertas, colectivos, estaciones de tren, carpetas
de estudio. ¡Hasta en la espalda te las pegaban mientras hablabas con ellos!
Por supuesto salieron los malos espíritus a destruir lo que era de Dios y de la Virgen (si de algo estábamos seguros era de esto: La Virgen convoca, no nosotros. Si no: no va a resultar. Si es de la Virgen es de Jesús, porque Ella lleva siempre a Jesús.
Pero algunos olían a comunismo (“jóvenes”, “en la calle” “los curas villeros” “pueblo” “andan con la Biblia Latinoamericana”. Me acuerdo que una tarde fui al programa, del canal Once, de la Tía Valentina. Ni me recibieron. Dejé una gacetilla y me fui a ver el programa a la parroquia. Salió. ¿Qué salió? Solo yo me dí cuenta. Hizo un comentario: con voz venenosa decía “¿Latinoamérica?” “¿ por qué?” “dejémonos de tanto Latinoamérica!”.
Llegó el día.
Nos reunimos en San Cayetano. Me acuerdo que los jóvenes de mi parroquia embalados pusieron un Camión frigorífico del padre de uno de ellos (INDAL, que fabricaba manteca) como camión de apoyo para cargar los bultos de los peregrinos. Más adelante se dejaron de lado porque fue un despioje: bolsos con botellas dentro y paraguas atados con piolín a las manijas y un numerito de papel para reconocer lo de cada uno, etc, que se desataban y rompían al bajarlos y subirlos tantas veces: en Morón, Merlo, La Reja, Rodríguez , entre otros .
Uno de los chicos (otro irlandés) me grita feliz, en Cuzco ya cerca de la barrera:
-¡Ricardo estamos todos mezclados!
- ¡Unidos bestia! ¡Unidos!, le gritamos.
Había visto tanta gente ( no se podía caminar) y de tan diverso origen: “catés” de Recoleta, “chetos” de Belgrano, y morochos de Lomas de Zamora, , de todas las Villas de Bs As que habían sido las mejor trabajadas. Gente joven y mayor, matrimonios con chicos . universitarios y trabajadores, de Parroquias los menos (“los tabulados”). De A.C.A.ni noticias ; dijeron que “iban a rezar por nosotros”.
La nota de ese caminar por la ruta 7 la dieron unos cuantos vendedores ambulantes, heladeros con su carrito, que se llenaron de plata y aparecieron con carro y todo en Luján.
Pensar que , cuando arriesgamos en la preparación un número posible de peregrinos, dijimos. “ y…unos dos, tres mil” . Los diarios dijeron el lunes: 40.000. Nunca se sabrá ,ni antes ni ahora, la cantidad exacta.
En esa primera e histórica Peregrinación la Virgen nos pasó por encima de todas las previsiones. No alcanzaban los camiones, no había micros. Te quedabas y te volvías como podías. ¿Baños químicos? ¿¿Qué?? Unas chicas de mi parroquia allá por Merlo, de noche, no podían encontrar un baño, la gente se tiraba a los baldíos a aliviarse. Pasabas por un arbusto y se oía ¡Ocupado! Unas tuvieron que subirse a un árbol y rezar que no pasara nadie por debajo.
Íbamos por Rivadavia y en Merlo el Cura (todavía está por allí: Raúl Vila) se ingenió y previó atender a la gente y sacar unos pesos para su parroquia. Y prepararon choripanes. ¡No quedó ni uno!
-Yo confieso ante Dios Todopoderoso y ante ustedes hermanos: que hasta allí llegó mi cuerpo. No daba más . Había hecho 35 Km. a pié. Y con solo 34 años y pico me dolía la cintura tanto que me subí al camión de INDAL y seguí ayudando con los bultos. Yo no les puedo describir lo que había sido hasta entonces la marcha a pié con el solazo, ropa por demás, sin previsión de agua, sin el ritmo apropiado que se le dio después al andar , sin teléfonos celulares como ahora. Gritábamos y cantábamos los cantos que sabíamos. Se compuso una Marcha: “Este es el tiempo de América” Sólo recordarla y me vienen las lágrimas. “Mandarina, mandarina….” Y tantos estribillos que se inventaban ahí mismo y se contagiaban a los demás y aún se los oye como a un Himno.
Llegué con el camión a la madrugada a la plaza de Luján. Bajamos los bultos, cabeceamos un poco.
A las 9 estaba contratada la Misa en la Basílica. El Párroco no creía en lo que se iba a venir.
La columna, sin la experiencia, pero con la ayuda de los viejos Peregrinos Pié sobre todo el Sr. Chacra que nos ayudó en la preparación de la Marcha y salió y llegó de traje y corbata y un alfiler de corbata impecable hasta el final, la columna digo, se demoró y el cura largó la Misa a las 9,00.
A todo estoya estaba Mons. Leaden en la Sacristía y lo llevamos a la Puerta de la Basílica a recibir a los jóvenes. Pasó media hora y apareció la cabecera. Venían al trote para cumplir con el horario. Los tuvimos que parar a la fuerza. Querían entrar a toda costa. Desbordaba el entusiasmo.
-“¡Llegamos!”. Venían todos detrás empujando. Recién cuando acabó la Misa abrimos las puertas. Para mí era como estar en San Pedro un Año Santo y con el Papa abriendo la Puerta Santa. ¡Y vaya si se abrió! ¡Cuántas cosas se abrieron con esa bendita puerta que nos abrió la Virgen!
Arrasó la cabecera. Un morochón grandote gritó.
-¡Aplaudan que es el pueblo C….!
Yo no sé si tendré alguna vez una imagen mejor de lo que pienso será la entrada del Pueblo de Dios al Cielo el Día del Señor, el Día de la Misericordia, el día de la Resurrección Final.
Se llenó el recinto, había chicos y chicas tirados hasta en los confesionarios. ¡Había un olor a segundo tiempo con descuento!. Nunca había visto tantos palos mde escoba juntos tirados.
Los curas que iban llegando les fueron poniendo sillas en el presbiterio. En medio de las lecturas nos paramos para el evangelio y uno no se paró: era Manolo Trevijano, un cura gallego macanudo, asesor de universitarios que se había pateado todo el camino y le bajó la presión. Estaba amarillo y lo sacaron en andas del altar. Vivió hasta hace pocos años aquí al lado en la Casa del Clero y, siempre me acuerdo, nunca creyó lo de “un millón de personas” y hacía mil cálculos para demostrar su tesis.
Como les había dicho. El Obispo Leaden presidió la concelebración. Predicó con la fuerza del Espíritu a los jóvenes. La comunión se dio a duras penas a todos. Llegaban en andas de sus compañeros, llagadas y llagados, a recibir a Jesús.
Al terminar la Misa se salió, con Obispo, Curas y todos, a las escalinatas para dar el MENSAJE DE LOS JÓVENES AL PUEBLO, que se había escrito en la comisión de contenidos. Al abrir las puertas, esperando ver a la gente que no había cabido en el templo, un bajón:…..¡No había nadie en la Plaza! Había llovido y estaban todos refugiados en las recovas, en los bares, y muchos ya habían emprendido el regreso. Se leyó el mensaje por micrófono y salió por los altoparlantes a la plaza. Aplausos, vivas a la Virgen , a la Iglesia…Y venía lo de las palomas.
Se había previsto, lanzar al aire dos palomas, símbolos de paz desde lo del Arca de Noé, como signo de la intención constructiva de los jóvenes en esa Peregrinación , en medio del diluvio de violencia ya desatada en el país y oliendo la que se venía.
Las habían traído toda la noche peregrinando en algún auto (¿sería “la Titina”, la famosa chata de Titín Dellabarca director de la Marcha, hoy Cura de Santa Lucía?) Esa noche el frío y la lluvia de la mañana nos habían marcado. También a las pobres criaturitas de Dios. El Obispo Leaden las tomó en sus manos. Eran dos hermosas palomas blancas con la cola de abanico y los ojitos rojos, bien buchonas. Leaden las lanzó con todas sus fuerzas al aire.
Cayeron como plomo sobre nosotros. Estaban congeladas de frío las pobres. Quizá cayeron como un presagio de tantos de esos jóvenes que cayeron poco después, varios presentes esa vez en Luján, víctimas de la violencia.
Ahí comenzó una pastoral del “salir a la calle”. Vinieron enseguida ese diciembre los Pesebres vivientes en las plazas y atrios, luego los Via Crucis vivientes y tantas otras manifestaciones de esa pujanza de la Iglesia que el Espíritu lleva siempre más allá de las fronteras, a las periferias a anunciar y construir el reino.
No sé por qué les cuento esto hoy. Es la primera vez en 35 años que lo escribo. Fue y es algo tan grande que no cabe en las simples letras mías. Siempre me desbordó y me sentí y me siento poca cosa para expresar lo que viví.
Quizá sea porque hace 34 años , entrábamos a la Casa de María nuestra Madre gritando: ¡aplaudan, que es el pueblo, c…!
Y yo estaba ayer, feliz sin entender por qué tanto, bendiciendo, en la calle, en el obelisco.
Como diría Titín: “Qué lo tiró, Mendieta”.
Ricardo Larken.
27 de setiembre de 2009