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jueves, diciembre 24, 2009

hola amig@s, disculpen mi ausencia

Esta cercana navidad y un poquito mas lejano, el año nuevo, considero q es el momento ideal de volver en serio a comunicarme con un pequeño y selecto grupo de amigos con los q hemos compartido varios años. espero me recuerden, caso contrario volvermos a sumar, Felices Fiiestas para todos y un 2010 q nos de tranquilidad y felicidad.

Osvaldo, desde Villa Urquiza (aunque sinceramente no me agrada este nombre...por lo de urquiza, preferiría Rosas, en fin seguimos, ciudad autónoma de buenos aires.

Un gran abrazo y paz y bienestar para el mundo....me refiero a los de siempre, a los q durante siglos fueron masacrados.

Osvaldo Marengo

domingo, septiembre 06, 2009

hoy, un día mas

Despues de un tiempo volví a entrar en mi casa-blog, me pregunte por que no ingreso en el cotidianamente si me ha dado tantos buenos momentos. En fin, no le encuentro respuesta cierta, se que el perder mi compañera me ha afectado y de alguna manera me he encerrado en mi pequeño mundo, mas creo a esta altura que no es bueno. Más despues de leer el Blog de JU, Planeta Zora y otros de su creación...me dan ganas de volver a comunicarme y esto si creo que es bueno!!! La misma motivación me la da mi gran amiga Dolores con su constancia en mantener su página para amantes del diseño gráfico. Un beso a todos y nos seguimos viendo....leyendo
Osvaldo

domingo, mayo 24, 2009

Quiereme

La distancia nos une chiquilina
el tiempo nos acompaña,
el amor nos guia, compañera, amiga,
esposa , mujer, mia...
Te extraño y te siento, te pienso y
mis venas revientan, desearte, amarte...tenerte
Mi vida, me entrego, todo te doy
mi cariño, reproches...
buenos y malos momentos...
mas tomame
Besame, dame todo por favor
dejame gozar tu vida
preciso tu piel para poder ser
Ahora en la distancia tu ser esta junto a mi
Te siento, te amo Ema
quiereme mi vida

domingo, mayo 03, 2009

aborto...ese duelo

Dos días después de hacerme un aborto, fui a una reunión social en la que había una mujer que poco antes había perdido su embarazo de seis meses. Todos trataban de estar alegres y ocurrentes, pero al mismo tiempo de medirse, de guardar cierto recato. Y aunque esa mujer era muy fuerte y conversaba y sonreía, costaba mucho esfuerzo disipar la nube de angustia y sufrimiento que la envolvía. Me acerqué a ella en un momento, y a pesar de que no nos conocíamos mucho, me habló de lo que le había pasado. Me dijo que tenía la sensación de que todo era irreal. Me dijo que su cuerpo estaba en esa fiesta, pero que su alma estaba en otra parte. No sé por qué me lo dijo a mí, pero la escuché. Yo del aborto no le dije nada. ¿Qué iba a decirle? ¿Qué yo había decidido interrumpir un embarazo, justo a ella que no lo había decidido y lo había perdido? Era claro que esa mujer estaba sumergida en un duelo del que le costaría mucho salir.Del duelo del aborto, en cambio, no se habla. Como no se habla del aborto, no se habla del duelo del aborto.Déjenme decirles a los que creen que de este tema todavía tampoco se puede hablar, que una mujer, si llega a la instancia del aborto, llega acorralada y descentrada. Y llega sola. El momento que va desde saber que se está embarazada al momento en el que una abre las piernas en un lugar sórdido y rodeada por desconocidos es un trance emocional de los más duros, difícil de describir, un trance por el que pasan tantas mujeres y sobre el que sin embargo no hay una sola línea escrita. La soledad es completa.En muchos casos, esa mujer viene de librar una batalla interna feroz. Porque una parte de ella está dispuesta al embarazo. Quizá no a la palabra embarazo, quizá ni siquiera a la idea, pero en el cuerpo de esa mujer, entre sus células y las de ese embrión, se está gestando también un vínculo. Hay tejidos que se comunican, y sangre que se mezcla, y hay millones de partículas biológicas enamorándose de ese nuevo ser, porque nuestro cuerpo está preparado para el amor, no para el rechazo.No es necesario que un grupo de fanáticos nos diga que eso que late ahí está vivo. Ese es el desgarro, ésa es la pesadilla. Eso es lo que muchas mujeres que abortan sienten y no pueden hablar con nadie. Eso que late ahí está vivo y es en potencia lo que cada una de esas mujeres alucinan en noches de insomnio. No es necesario el recordatorio de los pro-vida. Vaya nombre. Pro-vida es nuestro cuerpo, que ama más allá de nosotras.Y a medida que esa mujer comprende que no puede ser madre, porque psíquicamente no puede, porque eso pasa, porque así es la cosa, porque nada en ella logra constituirse en un impulso que la haga vencer adversidades, porque esa mujer es débil o porque tiene mucho miedo, no es que elija abortar: comprende que no le queda otro remedio. No hay muchos posibles peores momentos en la vida de una mujer. Se paga. Por el aborto no sólo se paga en consultorios clandestinos, también se paga un precio mucho más alto con el tiempo, gota a gota, en visiones, en inquietudes, en tristeza sin motivo aparente, en remordimiento.Ninguna mujer aborta algo que al menos por un instante, en su conciencia, no haya sido su hijo. Y si se llega a hacerlo, si se llega a tomar esa decisión tan dura, es porque sencillamente no se puede seguir, no se tiene resto, no se tiene coraje, no se tiene deseo. Hay momentos en los que algunas cosas no podemos. Es así, ultramontanos: hay momentos en los que algunas cosas no podemos. Así nos hace la condición humana.Hablar del aborto es necesario para poder decir algunas de estas cosas.
por Sandra Russo
de diario pagina12

(post editado hace un tiempo, creo vale la pena reeditarlo)
osvaldo

sábado, mayo 02, 2009

30 de marzo de 1978

30/03/1978
Para mi querido papa
Papa te extraño mucho, me dijo mi mama que a los doce años si Dios quiere voy a volver con vos. Te quiero comunicar que voy bien en el colegio, voy medio día. Siempre miro tus fotos y cartas y de tanto orgullo del papa que tengo, inteligente y tan bueno, espero que estén bien las cosas allá. Yo estoy muy bien y espero que vos, Leandro y Ema estén mejor que yo. Siempre deseo a la noche y rezo que me enferme yo antes que vos. Yo comprendo tu sacrificio para tus hijos y para tu mujer y los abuelos, pareces un burro de carga y siempre trabajando. Yo se que todo lo haces por nosotros. Extraño a Leandro y a todos, bueno ya no te escribo mas, saludos a Leandro y muchos besos para vos y Ema
firma Manuel


Manuelito, mi unico hijo de mi primer matrimonio, tenia a la fecha de esta carta apenas cinco años. Desgraciadamente partió en 1992
osvaldo

martes, abril 21, 2009

24 de diciembre de 1978

Ema:
se cumplen seis años de union verdadera. De cariño, de amor intenso, de creacion divina, de penas, luchas y trabajo. Lo mas importante es que ninguna obligacion juridica nos une, ni tampoco ninguna calesita burocratica religiosa.
Solo nuestro amor, nuestra valoracion al saber quien tiene a su lado. Hemos vivido muchas experiencias juntos, hemos dejado por el camino sensiblerias, simplezas y todo tipo de errrores y basuras que todo ser humano recorre en su existencia.
Mas estamos juntos. Hemos acumulado experiencia que nos permite disfrutar de lo indispensable y tolerar lo frustante. Tenemos todo lo necesario para triunfar como pareja. Nuestros hijos, nuestro inmenso amor, la pasion que nos funde en un solo cuerpo y un mutuo respeto.
En este , nuestro aniversario y en esta navidad, mi cariño a mi gran compañera, amiga y esposa.
Te quiero, Osvaldo
24/12/1978

sábado, abril 11, 2009

El reloj, ese enemigo de la cultura

Por Eduardo Fabregat
El reloj es enemigo de la cultura. Es cierto, se ha señalado un amplio arco de obstáculos que van de la imposibilidad económica o social al garrote embrutecedor milico (“el palito de abollar ideologías”, Mafalda dixit), pero al cabo la principal barrera entre el ser humano y su voluntad de alcanzar cultura está medida en minutos. No por nada la cuestión es recurrente en obras literarias, cinematográficas, musicales, teatrales: El tiempo está de mi lado, cantan Los Rolling Stones, mientras Pink Floyd retruca que el sol es el mismo pero vos sos más viejo, corto de aliento y más cercano a la muerte. We’re running out of time, es el latiguillo de ese Jack Bauer cada temporada más desteñido, más aburrido, lleno de clichés, poseído por sus pequeños gestos. Incapaz de ganar cultura con tan poco tiempo entre balazo y balazo, entre la apretada sádica a un prisionero y la desactivación de una bomba atómica. ¿Quién puede sentarse a leer un libro en semejantes circunstancias? ¿Hay función de teatro a las 4 de la matina, cuando Jack termine de liquidar terroristas malos y se pueda poner una venda en la herida y una corbata decente?
Leer, ver ese programa o esa peli que nos recomendaron; sentarse a escuchar con toda atención el encantador From the corner to the block de Galactic, el hipnótico Radio retaliation de Thievery Corporation o el nuevo delirio de la Easy Stars All Stars, el tributo a Sgt. Pepper de la Lonely Hearts Dub Band; llevar al pibe al cine a ver Monstruos vs. Aliens en este 3-D de siglo XXI, que hace que aunque una película esté muy lejos de una Toy Story o un Wallace & Gromit, la experiencia sea inolvidable. Aquellos anteojitos de cartón ahora dan risa, son de otro... tiempo. Pero nos falta tiempo para todo. Aprovechamos veinte minutos de subte para hundir la cara en el libro mientras el iPod nos pone al tanto del disco de tal, miramos la tele en el andén para que no se nos escape algún quilombo que esté pasando, vemos los carteles de cursos extracurriculares de la UBA y nos lamentamos por enésima vez de que estaría bueno avanzar con el inglés, o animarse al italiano, o sorprender a la familia largando una perorata en ídish en el próximo Pesaj. Da lo mismo: es el acto de cultura que también nos gustaría llevar a cabo si no fuera porque tenemos tan poco tiempo, tan poco tiempo.
El tiempo se divide en minutos. La vida debería dividirse en compases.
El tiempo, los años que pasan, es también uno de los protagonistas de El poder del perro, de Don Winslow: uno de esos libros que provocan que uno le robe minutos a todo para poder seguir pasando páginas. “Abandonen toda esperanza (de soltar este libro) quienes entren aquí”, escribe Rodrigo Fresán en un prólogo que se deshace en halagos a los que no queda otra que darles la razón, toda la razón. Es un ladrillo de más de 700 páginas que asusta a cualquiera preocupado por el tiempo para leer, pero una vez que se empezó sólo queda el placer de que son un montón de páginas para disfrutar. Ya se verá cómo.
No es sólo que Winslow escribe como los dioses, con un estilo seco y rotundo que quita el aliento. De 1975 a 2004, el escritor estadounidense desgrana la historia de Art Keller, agente de la DEA a quien en primera instancia podría encajársele el término “incorruptible” pero en realidad es inadecuado, porque es un hombre que debe moverse en ámbitos donde abundan los grises. Y el rojo sangre. Keller es un tipo de principios tan sólidos como los de un Philip Marlowe, pero con un laburo enormemente más peligroso, más taimado. Mitad mexicano mitad gringo, Art, Arthur, Arturo camina entre el fuego del narcotráfico continental, el trampolín mexicano que introduce en el próspero mercado estadounidense la cocaína, la maría y el crack originados en Colombia. En esa senda en llamas, Keller se cruza con los Barrera mexicanos y los Cimino y Calabrese neoyorquinos, asesinos de la mafia y asesinos de la CIA (y a veces ambas cosas a la vez), el cambio de drogas por armas en el asunto de los Contras con Reagan, la pulseada de la Iglesia mexicana y el Vaticano con el gobierno durante el terremoto de 1985. Crack, guita a raudales, torturas bestiales y plomo por toneladas: como señala James Ellroy en la tapa, El poder del perro es “una hermosa visión en miniatura del infierno”. Un libro que exige ganarle tiempo al tiempo.
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La tiranía de los minutos, la depresión frente a la enorme biblioteca que nunca llegaremos a leer, limita además la capacidad de volver atrás, releer los cuentos de Cortázar, volver a escuchar el segundo de Talking Heads, mirar un episodio de la primera temporada de Dr. House (que en su quinto año demuestra que mejora más y más con el... tiempo) quedan necesariamente relegados por lo que aún no leímos, vimos, escuchamos. Recordamos el placer que nos dio conocer a Ignatius J. Reilly, pero en este momento Art Keller nos tiene agarrados del cogote.
En ese contexto, ¿cómo recibir la noticia de que el 9 de septiembre saldrá a la venta la discografía completa de The Beatles, ahora sí recontrarremasterizada y con el arte original pero también ampliado como para babearse? Los Beatles son el alimento base, consumido con placer a lo largo de las décadas, eso a lo que siempre se vuelve. La movida de EMI es tan noble como oportunista: es cierto, hay mucho por corregir en las grabaciones de The Beatles, aunque ellos se las arreglaron muy bien para obrar milagros con aparatos vetustos. Pero es inevitable advertir el contexto de crisis financiera general, y las pequeñas crisis que la industria musical ya tenía que afrontar antes de que el Muro de Wall Street se viniera abajo. Seguramente la restauración sonora tuvo su precio en libras, pero volver a poner en el mercado el catálogo más sólido de la historia (los discos de Los Beatles nunca tienen precio de oferta) a un costo menor del que llevaría producirlo, volver a apelar al fiel corazón del amante Beatle, es una jugada ciertamente rentable. Y dinero no es lo que anda sobrando en estas épocas.
Entonces, tic tac tic tac, el tiempo vuelve atrás y nos sitúa en el exacto lugar en que estábamos la primera vez que escuchamos Revolver. Tic tac, la aguja parece detenida una vez más (porque eso es lo que pasa cuando leemos un gran libro, vemos una gran película, nos topamos con el disco inolvidable: todo se detiene, la juventud eterna es posible) pero es un engaño porque la aguja sigue corriendo, sign’o’the times mess with your mind, hurry before it’s 2 late, y un fan de The Beatles no puede desperdiciar esta oportunidad de quebrarse el marote con las canciones de siempre pero en límpido sonido, pero también esto y aquello está esperando la atención. Demasiado.
El tema también se menea en los blogs y foros de Internet, donde se cruzan los melómanos: allí, la vieja guardia no termina de entender esa noria interminable en la que caen los usuarios más jóvenes, que bajan y bajan álbumes en forma compulsiva, le prestan media escuchada y pasan al siguiente. La desesperación por el tiempo que no alcanza parece más palpable en esa costumbre, esa cosa más de coleccionista de files que de apasionado: hay que hacer download de todo eso porque está ahí, al alcance de la banda ancha, aun con la plena conciencia de que la cantidad de tiempo bajado ocuparía sin pausas los próximos, digamos, seis o siete meses. La industria musical debería poner una atención más fina en ese fenómeno: la gente se baja un montón de material ilegalmente, es verdad, pero no ha dejado de comprar discos. Y probablemente seleccione sus compras culturales, que no son precisamente moneditas, apelando a ese método. Las ruedas –los engranajes– siguen girando, en los últimos cinco o seis años las cifras de ventas de música vivieron en ascenso.
En El poder del perro, Art Keller también reflexiona sobre el tiempo. Está a punto de ponerle las manos encima al Tío Barrera, capo del trampolín mexicano, en una operación que exigió un complejo y delicado entramado político entre México y Estados Unidos, y entre las mismas fuerzas de seguridad de cada país, y en la que “todo depende del factor tiempo”. “Es un golpe de Estado del Estado, piensa Art, planeado al segundo, y si este momento pasa, será imposible mantener el secreto un día más. La policía de Jalisco salvará a Barrera, el gobernador aducirá ignorancia y todo se acabará.”
Por suerte, nada se acaba allí: aún falta una mitad del libro. Aún queda tiempo para detener el tiempo. Aun podemos creer que toda la vida por delante nos permitirá seguir alimentando el intelecto, el alma.
Tic tac.
de Pagina 12, 11 de abril 2009
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sábado, marzo 07, 2009

Volver.........

Estimad@s...esto del arroba en algunas oportunidades me rompe las pelo... que agrupa, junta, engloba...je..je, pero por sobre todo despersonaliza....y buhhheeee...
La novedad es q aquí estoy.....con los pocos o muchos compañeros que he acompañado y a su vez me han leído desde septiembre de 2oo3 en q si no me equivoco socialice..."consigna"...
a los q están, los q q abandonaron (seguro q por un tiempo) un abrazo y les aseguro q a la larga o la corta nos veremos!!!!!
osvaldo....dxe Viulla Urquiza!!!!